jueves, 26 de septiembre de 2013

Vivir desde "El Centro"

Vivir desde el Centro, es una expresión que se acomoda perfectamente a todas aquellas personas que han tenido la dicha de llevar a su vida diaria, la visión integral del Método Pilates.  Quienes han tenido la suerte de encontrar un Instructor comprometido con el método y llevarlo a cabo con todo lo que éste implica; no me dejarán mentir.  En mi caso muy particular, quiero hacer partícipe al mundo entero de los beneficios y cambios que yo misma he logrado con la práctica de Pilates; pues aún hoy en día hay quien no ha experimentado esta maravillosa forma de vida, y quisiera compartirlo, y aquí es donde nace la idea de este Blog. 

Para comenzar, quiero contarles algo de mi historia personal.  A la edad de 7 años, ingresé por casualidad al mundo de la danza. Particularmente el ballet clásico, y desde entonces hasta la edad de 17 años tuve una tórrida relación con mis clases de baile, mi maestra y  mis compañeras.  Mi formación fue principalmente a través de la técnica Cubana, aunque también practiqué un poco la técnica Inglesa y un poco de Rusa.  En esos tiempos, no había para mí, ninguna otra forma de vida que no fuera a través de la danza.  Desayunaba ballet, comía ballet y cenaba ballet. Era realmente mi mundo.  A la edad de 11 años, ya ayudaba a mi maestra en sus clases de iniciación al ballet con niñas de 6 años, y desde entonces comprendí que si bien la ejecución de la danza era una pasión, la instrucción era completamente mucho más remunerante para mi alma.  

El tema de la enseñanza, comenzó a ser para mí un alimento espiritual.  Amaba ver a mis alumnas beneficiarse con los ejercicios y me sorprendía ver los cambios que lográbamos en ellas al transmitirles el amor por la danza, la música, el movimiento, la expresión corporal y la conciencia de una buena postura; que en poco tiempo se traducía en una mejora física para sus pequeños cuerpos, pero que además aportaba a sus vidas disciplina amorosa e inspiradora, así como seguridad. Desde la edad de 13 años, me encargaba de dar clases yo sola 2 días a la semana a niñas un poco más grandes; y en ocasiones, cuando mi maestra no podía dar clases supervisaba el seguimiento del programa de niñas más avanzadas durante su ausencia.  Así continuó mi vida hasta la edad de 17 años; entre clases que yo tomaba, presentaciones, concursos de coreografía, más presentaciones, uñas rotas, dolores de espalda, ampollas en los pies, cansancio en el cuerpo, aplausos en las presentaciones, ramos de flores, cafecitos de felicitación con mi mamá  y clases que yo impartía.  En realidad, en este lapso tuve mi primer encuentro con técnicas de Pilates... (Aunque yo no sabía que era Pilates), pues parte de nuestro entrenamiento contenía ejercicios propios del método que en ese entonces ya se habían colado al mundo de la danza, gracias a bailarines que estudiaron con Joseph  Pilates y que implementaron en sus entrenamientos algunos ejercicios del método y que después se volvieron parte de la formación para bailarines.   

Justo a los 17 años acabé la preparatoria y era momento de decidir qué rumbo tomaría mi vida en cuanto a estudios universitarios. Obvio, yo quería estudiar danza... Sin embargo, mis papás me disuadían con el argumento: -¨ La danza no te va a dar de comer¨,¨En México la danza está muy mal remunerada¨, etc.  Así que decidimos entre todos que me fuera a vivir unos meses a Inglaterra para perfeccionar mi inglés, y mientras tanto aclarar mis ideas.  Estando en Londres, fui a visitar una escuela para audicionar, pero no lo hice; disuadida por los argumentos de mis papás. Y fue entonces que decidí cortar de tajo esta relación y olvidarme por completo del tema.  Dejé por completo la danza, y el acercamiento más cercano a ella eran las presentaciones o puestas en escena a las que iba como espectador; pero siempre terminaba con un nudo en la garganta por no haber tenido el valor de continuar por ese camino.

Posteriormente entré  la Universidad de las Américas Puebla y estudié la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación. Después del cuarto o quinto semestre de haber entrado, abrieron la carrera de Danza, y estuve tentada a cambiarme de carrera; pero no lo hice, en vez de eso, fui a tomar una clase con las alumnas de la carrera (entonces no estaba permitido hacerlo si no estudiabas danza); y de algún modo me aceptaron (haciendo una excepción) en las clases con alumnas de la carrera.  Para ese entonces la técnica Pilates ya se había inmerso aún más en los ejercicios que hacíamos como entrenamiento.  En esa época, empezamos a montar una presentación del Cascanueces, en la que yo participaba como bailarina. Sin embargo, justo antes de mi presentación me enfermé de rubéola y ya no pude presentarme.  Me sentí tan frustrada que al sanar no volví a tomar clases de ballet.  

Al cabo de unos años terminé mi carrera y me casé, tuve a mi primer hijo que fue para mi una gran bendición y olvidé por completo la danza y el ejercicio.  Obvio, subí de peso, me sentía frustrada físicamente y empecé a notar que algo hacía falta en mi vida. Fue entonces que platicando con una amiga del tema de mi depresión, ella me invitó a tomar clases de Pilates.  Me comentó que estaba yendo y que seguro me iba a gustar y a servir como distracción. Sin embargo, como sucede en los casos de depresión, no le hice caso.  Al año, ella me dijo que estaba tan feliz con el Pilates que quería poner un estudio similar.  Y me invitó a participar con ella como socia.  Comenzamos la investigación, pero al final yo me aparté porque me embaracé de nuevo y ella puso el negocio sola.

Lo chistoso de todo esto es que justo cuando nació mi hija, al poco tiempo yo empecé a tomar clases de pilates en su estudio; y fue entonces que reencontré mi Conexión.  No podía creer que hubiera un método tan paralelo a la danza en el disfrute del movimiento, la consciencia del cuerpo, la corrección de la postura, el alargamiento de los músculos y que además te daba el beneficio de no tener uñas rotas y ampollas en los pies!  En ese entonces, ella se percató de mis aptitudes con respecto al método... Pues para mí era como reencontrarme con un antiguo amigo.  Y como en esa época había muy pocos Instructores de Pilates, me invitó a tomar un curso para ayudarle como maestra.  Así es que lo tomé.

Desde el primer día con el Pilates me reencontré, me sentí en el "hábitat" del que me había desterrado y encontré un lugar maravilloso para mi mejora física, espiritual, emocional y ocupacional.  Al poco tiempo comencé a notar los beneficiosos cambios en mi cuerpo, en mis articulaciones, eliminé los dolores de espalda que me habían aquejado desde mi primer embarazo y que se habían vuelto parte habitual de mi existir, pero lo mejor llegó al empezar a dar clases... Reencontré esa pasión, esa conexión física, mental, espiritual y emocional. Volví a sentirme útil y me re-enamoré de la enseñanza, el espíritu de ayuda y la alegría inmensa que acompaña a tus alumnos al ver que su forma física mejora, pero más aún cuando te comparten los beneficios que el Pilates trae a su calidad de vida.  Desde entonces no he dejado de aprender y de enseñar lo aprendido.  Cabe destacar, que al poco tiempo, mi amiga me vendió el estudio de Pilates, y continué con Body Connection Pilates, ya como mío. 

Al poco tiempo de esto, y buscando nuevos cursos para seguir aprendiendo las bondades del método, tuve la dicha de encontrarme con excelentes maestros que marcaron mi método de enseñanza. Maestros de diversas escuelas y procedencias, pero debo destacar al que para mí fue quien marcó por mucho mi actual comprensión del método: Julian Littleford. (Que en Paz descanse).  Allí fue cuando conocí el verdadero sentido del método Pilates, y lo tomé como ejemplo de vida y de instrucción. Un hombre que por mucho fue reflejo vivo de un Pilates ejecutado con la conciencia y seriedad, pero con amor, compasión, bondad y buen humor.

Fue entonces que decidí prepararme para tomar el examen Internacional del Pilates Method Alliance, y obtener así un certificado avalado con validez internacional.  Quiero destacar que mi interés inicial en este examen fue para darle un mejor nombre y mayor credibilidad a mi estudio de Pilates. Sin embargo, hoy afirmo y recalco, que el haber estudiado para ese examen me hizo quemarme las pestañas, pero no por la preocupación de pasarlo o no; si no porque mientras más me adentraba al mundo de la Anatomía, Kinesiología, Contrología y demás ¨ías¨, me apasionaba más y más el tema.
Finalmente llegó la hora del dichoso examen y obtuve mi certificación: ¨Pilates Method Alliance Certified Pilates Teacher¨.  Después de esto ha habido en mi mundo un basto número de cursos, talleres, conferencias, etc. Que me han ido enseñando el enorme abanico que es Pilates y no dejo de sorprenderme.

La mayoría de mis cursos los he tomado en el extranjero o con profesores extranjeros. Debido a la poca seriedad y formación que había en México sobre el Método Pilates; sin embargo, debido a esta preocupación, con la ayuda de una colega mía, invitamos a Julian Littleford, quien en dos ocasiones estuvo en Body Connection Pilates, impartiendo talleres de diferentes aparatos del método, para instructores y público en general.  Hoy en día ya somos más los instructores serios que en México hemos tomado el examen de la PMA, y en mi caso particular, he estado trabajando en la formación de Instructores en Puebla y ya tenemos Instructores Certificados que tomaron nuestro curso y han aprendido a vivir y enseñar a "Vivir desde el Centro.

Quiero mencionar que últimamente he estado coqueteando con el yoga; tomé mis inmersiones en Anusara y estoy encontrando una camino paraelo al Pilates que me atrae y emosiona.  Sin embargo, cabe destacar que mi progresión en el yoga ha sido lo suficientemente rápida, y tengo que ser fiel a mis principios Pilatescos, reconociendo que es gracias a mi disciplina en Pilates que he logrado un muy buen desempeño; tanto en Yoga, como en otras disciplinas paralelas como son el Aeroyoga, Aeropiates, Baile de salón, etc.  Mi Centro, mi base, mi formación primordial es el Pilates, y a éste le debo el buen desempeño que hoy en día tiene mi entero ser. Desde adentro hacia afuera, de afuera hacia adentro, basándome en todo momento en el centro y utilizando mi energía sutil.

Issa del Marr Mendoza Caraveo
Body Connection Pilates.

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